Visto desde la calle parece que uno se ha equivocado de lugar. Y es que no es fácil imaginar que tras una entrada tan discreta se esconda un restaurante de dos pisos con salones amplios y funcionales. Su estructura de madera y la luz natural procedente del patio interior crean un ambiente cálido y agradable.
Su cocina tradicional destaca por los guisos y por el uso de productos locales y de temporada, como la caza, las setas, los cangrejos, los caracoles... Su carta de vinos es impresionante: gran variedad de referencias nacionales, especialmente de la Ribera, y una cuidada selección de vinos internacionales.
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